Un mural como el de esta foto cubría la pared de mi habitación cuando era pequeña. Me levantaba y me acostaba mirando esa imagen, pero entonces nunca me pregunté de de dónde era. Alguna de las muchas tardes en que mi mejor amiga venía a jugar a casa, deseábamos entrar en el paisaje para pasar la tarde del sábado en aquel lago rodeado de abetos. Creíamos que si lo deseábamos con fuerza, conseguiríamos atravesar la pared y llegar hasta allí. Nos dimos un cabezazo contra la pared, pero aún así lo seguimos intentando varias veces más… quizás tiene algo que ver con nuestro estado mental actual.
Muchos años más tarde viajé de verdad a ese lugar, que se llama “Spirit Island” y está en el Maligne Lake, en Canadá. Cuando llegué pensé que el sueño se había cumplido. Pensé en mi amiga y en nuestros cabezazos, y me pareció que de alguna manera ella también estaba allí y que lo habíamos conseguido.
Tampoco hemos cambiado tanto desde aquellas tardes de sábado: nos sigue uniendo el que las dos creemos que las paredes de los sueños se pueden cruzar.
Muchos años más tarde viajé de verdad a ese lugar, que se llama “Spirit Island” y está en el Maligne Lake, en Canadá. Cuando llegué pensé que el sueño se había cumplido. Pensé en mi amiga y en nuestros cabezazos, y me pareció que de alguna manera ella también estaba allí y que lo habíamos conseguido.
Tampoco hemos cambiado tanto desde aquellas tardes de sábado: nos sigue uniendo el que las dos creemos que las paredes de los sueños se pueden cruzar.
2 comentarios:
No tengo palabras, te hago la ola...simplemente
Creo que mi ex-english teacher nos tendría que enseñar a cruzar paredes. Según ella es posible...
Glups!
Antonieta
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