Mostrando entradas con la etiqueta Spencer el Reno bastardo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Spencer el Reno bastardo. Mostrar todas las entradas

30 de julio de 2008

Spencer. Capítulo 2. Una mañana cualquiera

Son las 06:00 de la mañana, suena el despertador en la habitación de Spencer con una melodía un tanto estridente que dice.. Levántate, levántate, hazte un té, hazte un té, aféitate y mírate..., letra compuesta por Ana Torroja del sol que le ha dado en la playa.

Con una puntería forjada por sus 350 años de vida, gira sobre su lomo y con la pezuña de la pata izquierda y un paso de ballet que aprendió de pequeño cuando aún no sabía si había nacido en un cuerpo equivocado, presiona el botón que enmudece ese odioso cacharro.

En la habitación de al lado (donde duerme Rudolph) se oye... sexbomb sexbomb you’re a sexbomb, no podía de ser de otra manera y es que el susodicho no tenía abuela, por supuesto yo tampoco...

Pero Spencer había aprendido a ser fuerte, a no dejarse dominar por la rabia y todo esto le parecían nimiedades. Así que ni corto, aunque un poco perezoso, con un giro acrobático y un spagat en el aire, saltó de la cama y se fue a acicalar al lavabo.

Tenía una rutina, como todos aunque no nos hayamos dado cuenta.

Se situaba delante del espejo y con la pezuña izquierda se enganchaba la oreja derecha, la otra pezuña la situaba encima de cualquiera de sus dos rodillas y saltaba, subía y bajaba 35 veces, ni una más ni una menos. Y poco a poco de forma ordenada sus pulgas iban situándose en la repisa del espejo. Tenía 19 y todas de una carácter bien distinto, lo cual le enorgullecía sobremanera. Y ellas le querían mucho, así que en cuanto aterrizaban todas le hacían como agradecimiento una coreografía con la canción de Stay..aaaah just a little bit longer...please..please please please .. tell me you’re going to..., se situaban todas en fila y de lado a él y primero con un bracito iban tocando el hombro de su compañera de delante y luego lo hacían con el otro, saltaban con medio giro, meneaban el trasero y con otro medio giro hacían el Shiva, por último se colocaban de frente y con sus patitas hacían un círculo intentado imitar a las muchachas de can-can.

(seguirá)

15 de julio de 2008

Spencer.Capítulo 1. Conóceme

Esta es una historia que nació hace tiempo, y a la cual le tengo mucho cariño, fruto de dos motivos, uno el deseo imperturbable de ir un día a Laponia y poder abrazar a un reno, y otro, el más importante, arrancarle una sonrisa a una amiga en apuros.

Bien, empecemos sin más dilación!

Spencer es el hermano bastardo del famoso y rematadamente conocido Rudolph. Siempre ha vivido bajo la sombra, sintiéndose pequeño y florero. De hecho pocos minutos antes de que la cabaña se llenara de paparazzi y flashes, lo obligaban a sentarse en la mesita que había junto al sofá de color rosa con dibujos de Papá Noeles y pelotas, sobre el teléfono y con unas flores en la cabeza. El problema venía cuando llamaban, lo cual hacía vibrar sus 80 kilos y sus pulgas laponas bailaban el aliró (famoso baile propio de los pequeños insectos de país). Esto le producía unas cosquillas que le hacían estremecerse estrepitosamente y estornudar, y entonces venía la historia de siempre de Rudolph, la famosa instalación de los aspersores de oxígeno activo para mantenerse joven, y por supuesto, todos tragaban, aunque si supieran el qué…

Claro que no todo era malo para Spencer ya que cuando uno se acostumbra a este tipo de situaciones suele acabar viendo el lado positivo de las cosas y él cuando la casa se vaciaba, pegaba un bote y de un bocado se comía las flores. Aunque más de una vez se las habían puesto de piedra pómez para fastidiarle.

Lo que parece ser una triste historia de un reno un tanto apartado por todos, se convertirá con el tiempo en una venganza en toda regla…pero eso es una historia que tendrá que ser contada poco a poco y por capítulos