De cada billón de botellitas de soja una sale rebelde, como es el caso de la que os muestro a continuación
No es un envase cualquiera, cuando ve a una dama en apuros es Kikkoman el profesor de Salsa, la soja que todo lo moja y cuando advierte peligro...aaaahhhh Soy Sauce y me quedo quieto por si no me han visto!
Este tipo de botellas van más alla de la conformidad, no se explican porque tienen que vertirse para no divertirse... con su sombrerito rosa miran desafiantes el mundo y es que están a un poso... en el fondo de convertirse en aquello que deseen puesto que saben que tienen el poder de la palabra al revés y que de esa manera nunca le podrán atacar los vampiros, o se ríen porque quien se pica...ya sabe lo que se come, el maravilloso poder de la palabra invertida, esa...sí es divertida!!
Una observación personal: Encuentro este texto un poco flojo, espero que me perdone la musa raña creativa...
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
3 comentarios:
Sí que parece que te hayas bebido una botellita de soja antes de escribir esto... La idea es genial, me moría de risa con lo de "Soy sauce", a mí a veces me gustaría ser una amapola campestre...
Yo quisiera ser un diente de león, preparado para volar, y explotar en mil pedazos entrando en las fosas nasales de los demás animalitos del bosque creando así un comunal estornudo que les deje la nariz hecha un nudo
Bufff, como a la salsa de soja le de por ser sauce, al wasabi le de por cantar canciones del Chaval de la Peca y a los makis se les ocurra convertirse en revolucionarios y subirse al monte, acabaremos comiendo sushi en la casa de un ratón chiquitín.
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