Tus ojos de mar

Cómo puede ser que te quepa el mar en los ojos…
Unas veces eres el mar del Norte, frío y con sombras, apabullando a los pocos caminantes que se atreven a rondarte. Echando del agua a los que intentan entrar en ti, mordiéndoles la piel a los que quieren bailar con tus manos heladas.

Otras veces, como el mar Caribe, me envuelves en una balsa transparente y me enseñas tus peces coloridos y rápidos, ideas brillantes que me hacen reír con el vaivén de tus olas.

De vez en cuando me dejas fuera de tu superficie, como el mar Muerto, y tu veneno de sal me hace daño en los ojos, todo está quieto en ti, nada te inmuta, y me empujas una y otra vez para salir de tu mundo aislado de agua inerte.

Me gustas como el Mediterráneo, adormilado y cálido, besándome la piel desde la orilla, llamándome a olvidarme de la prisa. Eres entonces la tarde que no acaba, de brisa veraniega y sol menguante…

Y como al mar no puede dejar de mirarte, aunque a veces te me escapes y me escondas tus naufragios y los corazones que hundiste antes…
Yo sé que soy tu tierra y a veces te limito…y a veces me avasallas, como un huracán que destroza mis cimientos. Luego todo se calma y vuelvo a admirar tus ojos de océano, apacibles y risueños.
Otras veces me siento isla, rodeada de tu azul por completo, pero soñando en secreto ser península de otro continente, en un nuevo mapa que sólo yo sabría leer. Pero el mar no me deja…

Tus ojos de mar, que me hipnotizan, los que dan sentido a mi planeta… Tus ojos como todos los mares, a los que no puedo evitar lanzarme cada vez que me cubre una de tus olas intensas…

Mis ojos de tierra, que se han quedado en tu mar, por siempre, navegando…