Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana que, cuando llegaba la época de las lluvias, ayudaba a los animales cruzando sobre su espalda a ratones, saltamontes e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.También vivia por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: «Necesito atravesar el río.. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda»La rana desconfiando, respondió: «¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si te subo a mi espalda, me inyectarás un veneno letal y moriré!»El inteligente escorpión le dijo: «Ten por seguro que no te picaré. Porque si lo hiciera, tú morirías y y me hundiría en el agua contigo»La rana ante la lógica incuestionable del escorpión se reprendió a si misma por ser tan desconfiada y lo cargó sobre su espalda comenzando la travesía por el río.
Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino... cuando de repente sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:«Pero... ¿Por qué lo has hecho?»El escorpión respondió: «No puedo evitarlo. Es mi naturaleza»Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundasaguas del río Níger.
Desde que leí por primera vez esta fábula, siempre la he tenido en mi memoria porque es muy facil que nos sintamos identificados con ella ya que , en esta vida, nos toca hacer de ranas a la mayoría y casi siempre acabamos como ella, con el agua al cuello, pero muchas otras veces, y sin darnos cuenta, sacamos nuestra parte de escorpión. No es que nos aprovechemos de nadie haciéndole daño, pero puede que haya algo que, a sabiendas que no está bien hecho.. no se puede remediar.
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
5 comentarios:
Momo, no la conocía y es estupenda. Se puede trasladar muy bien, como tú dices, a nuestra vida y nuestros actos. Unos ratos rana, otros escorpión.
Me dan un asco y miedo los dos que alucino pero quizás eso mismo piense alguno de mí cuando tengo "momento rana" o "momento escorpión".
Muy bueno tu comentario, m'ha gustao
Besitos encanto
Muchas gracias, Montse.
La verdad es que cuando me he dado cuenta de que en ese momento era escorpión no me ha gustado mucho, pero..
Da mucho que pensar esa fábula,yo también me acordaba de ella... Supongo que todos alguna vez nos hemos aprovechado de alguien, la lástima es que sea de una rana noble que no se lo espera ni se lo merece... Por desgracia en este mundo hay mucho escorpión suelto!
En la vida somos tantas cosas...yo si puedo me pido el koala, que no entra en esta fábula pero que simplemente se dedica a masticar eucalipto, observar y dormir, a veces, creo que es lo mejor...y si además no tiene voz...pues eso que se ahorra!
Naida, por favor, me he sentido identificada con lo de la voz y el koala, a mí los koalas me gustan para achucharlos, pero no quisiera ser uno porque son muy, muy lentos!
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