Ya casi le tenía olvidado. Hace un año que se fue y me dejó con la misma sensación de pérdida que otros me habían causado antes. Influida por alguna de vosotras y desde la experiencia de otros casos le escribí todo lo que nunca le dije en persona. Le escribí como quien lanza una botella al mar, más por romanticismo desesperado que esperando realmente una respuesta. Nunca contestó. Me maldije otra vez por obsesionarme por tios imposibles, y como siempre supe que me costaría olvidarle.
Muchas cosas han pasado durante este año que podrían haber cambiado esta secuencia. Una breve historia le relegó a un pequeño rincón de mi cabeza, como algo innecesario pero aún localizable. Ahí dentro se rebelaba de vez en cuando, y aparecía con nitidez en algun sueño. Tambien me hacía preguntar por él a sus amigos, y buscarle por internet en los ratos muertos. La historia se acabó, y él volvió a situarse cercano a mis pensamientos cotidianos. Hace unas semanas le encontré de nuevo en el mundo real, localizable, sin lugar a error. Tras vencer la vergüenza le mandé un mensaje, y esta vez si hubo respuesta. Y ahora le tengo al alcance del ratón cada vez que quiero, que suele ser bastantes veces al dia.
Y aunque lleva unos meses en el sistema, es desde que contacté con él que va haciendo cambios en la página. Ha incorporado otros amigos y ha colgado dos fotos. En una sólo se ven piernas, un hombre y una mujer en la que no quiero pensar mucho. En la otra ofrece la mejor de las sonrisas, la más alegre de las miradas, una imagen de belleza y felicidad difícil de superar. Esa es la foto que me ha hipnotizado, que necesito ver en cuanto me levanto, al llegar al trabajo, cuando subo del estabulario, antes de ir a comer y en cuanto vuelvo de la cafeteria, cuando las células están en la centrífuga, antes de coger la bici, mientras hago la cena, al irme a dormir, y cuando no puedo dormir porque necesito ver esa foto. Es esa foto la que me ha hecho tardar dos horas y media en escribir este texto. Y en el aire, todo el tiempo, una pregunta:
…, ¿a quien estás mirando?
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
2 comentarios:
No puedo ver la foto, sale en blanco. De todos modos, nada se olvida, pero todo deja de hacer daño en algún momento. Creo que lo importante, si puedes, es no idealizar. Al fin y al cabo nadie es tan importante como lo tienes que ser tú para tí.
Yo pienso que podrías aprovechar la distancia y lo "fácil" que es decir las cosas por mail, para preguntarle sutilmente por aquella carta. Si no, se quedará siempre como algo inacabado entre vosotros y es mejor rematar las cosas. No tienes nada que perder...
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