Crónicas de un viaje a la France (parte 3)

Dia 3. Rocamadour – Angles sur L’Anglin – Chatellerault (pero mejor olvidar este último pueblo)

Hacia Angles sur L’Anglin, pueblo pueblo pueblo donde los haya…

Como a mí se me metió en la cabeza acicalarme como un gato cada mañana, relarmerme (que nadie piense mal), cuidarme con mis cremas, dejar mis piernas de podenco al aire a ver si se me ponían morenas etc…llegamos allí y yo salí del coche, ante el asombro del único gallo que tenía un ojo abierto, en pantalón corto, chanclas y camiseta de tirantes para un microsegundo después meterme casi por la ventana antes de quedarme congelada.

Lo más duro de intentar cambiarse dentro de un coche es la certeza de que ya no eres la misma que a los 15 años, tan flexible como una tira de regaliz…una hora después conseguíamos salir adecuadamente abrigados para ver que se cocía por allí, lo que fue una tranquilidad pasmosa de sus habitantes, una única plaza central y poco más…después de rodearlo, eso sí, descubrimos un bonito castillo al que llegué regodeándome de lo feliz que estaba tan sólo por escuchar el sonido de mis pisadas en la gravilla.

Al volver hacia el coche el único bar del pueblo se desperezaba abriendo sus puertas y nos pedimos una cerveza y unas patatas para picar. La mujer nos miró horrorizada ¿patatas chips?. No, por supuesto, ni aquí ni en toda Francia servimos comida hasta las 12 h !! (suerte que llevábamos una bolsa de kikos que han ido rodando por todo lo que nos hemos llevado, la mochila, las bolsas, la nevera (sí la nevera por equivocación) y el coche)















Pero la verdad es que el regusto que nos llevamos de este pueblo fue muy bueno, porque realmente era bonito.

Aquí es donde descubrí que Rafa sabía hablar francés. Hasta BUP lo estuvo estudiando y aún se acuerda, me da un poco de miedo la verdad y ….lo diré…un poco de envidia también…somos humanos! (menos mal que en breve hablaré Chino).

Después pusimos rumbo a Chatellerault y no voy a poner nada sobre este sitio que a lo mejor tiene un diamante escondido pero desde luego nosotros no se lo vimos…me dio mucha tristeza, todo era muy gris…no se ….lo único sorprendente es que en medio había un Promod, pero ni con esas…

Esta vez dormíamos en un hotel Formula 1. Yo no sabía que era y me sorprendió gratamente. Son habitaciones muy pequeñas pero con todo lo necesario para dormir (que es a eso a lo que íbamos básicamente) y baño compartido que se higienizaba solo cada dos por tres. Eso sí, me costó horrores entender el funcionamiento (cada vez estoy peor). Como me daba un poco de cosa cerrar la puerta, hacía que Rafa se quedase fuera y yo la dejaba medioabierta con lo cual se apagaba la luz y ahí no había manera humana de dejar correr el río. Hasta que descubrí que sólo cuando se cerraba la luz permanecía encendida y una vez abrías la puerta la cadena se tiraba sola!! Alucinante. Todo muy limpio y el personal muy muy amable. Así que un 10 para estos hoteles de paso.