Os voy a contar lo que hice ayer porque entre otras cosas, creo que merece la pena compartir mi felicidad con todo aquel que me quiera leer y porque también lo dejaré plasmado aquí, para la eternidad, y para cuando necesite recordar algo…muy bonito. Como los sentimientos encontrados por aquí fueron muchos, he pensado en hacerlo en varios capítulos por aquello de que a veces las cosas se vuelven infumables.
Lo bueno de todo esto es que nadie está obligado a leerme y a seguirme pero si veis que os apetece, coged un buen gorro de lana y una bufanda de colores, porque va a hacer frío.
Me he bajado a Bcn muy pronto ya que las mantas son unas buenas aliadas en las noches de frío invierno pero unas egoístas a la hora de dejarte ir a descubrir un nuevo día, mucho me temía que o discutía con ellas de buena mañana e iniciaba mi tan esperado paseo o me quedaba hecha un cuatro por todo lo que quedaba de día, como una loncha de queso en un bikini.
Las 8:40 h de un jueves cualquiera, un buen día para iniciar el particular viaje pendiente que tenía conmigo misma.
Como compañeros de paseo me llevo la tarjeta de metro, el DNI, dinero, la tarjetas del banco, el móvil, una libreta y un boli.
La tarjeta de metro para transportarme por este día tan especial, el DNI por si desaparezco de felicidad entre las calles de la Catedral, dinero para gastarlo en agasajarme los cinco sentidos, las tarjetas por si de paso hago las compras de Navidad (tal vez caigan esos guantes de lana sin dedos que siempre me han gustado), el móvil para contestar si llaman diciendo que siento no poder atenderles porque estoy demasiado ocupada conmigo misma, y tanto la libreta como el boli, es evidente.
El metro, plagado de personas que van a trabajar, hoy estoy de mera observadora, y me doy cuenta de que lucen más felices aquellos que empiezan su día leyendo un libro, una de las cosas buenas que tiene el transporte público, te ofrece tiempo para recorrer otros mundos evadiéndote de lo que te espera.
He llegado a lo que va a ser mi punto de salida, la Plaça de L’Angel, a la salida de la parada de metro Jaume I. Lo primero que hago es respirar bien hondo, intentando mimetizarme lo máximo posible con el aire de Diciembre, con el ambiente de esa Plaza, y luego me voy hacia el escaparate de la Pastelería La Colmena, por un comentario que hizo una amiga y para darle un gustazo a mis ojos, se que hice mal apoyando mis manos y prácticamente mi nariz en el escaparate pero me sentía con la curiosidad de un niño, así que dejando allá mis huellas dactilares como constancia de que todo había empezado me dirigí por la calle Tapineria hacia la catedral. Esta calle bordea la muralla romana y tiene sus orígenes en los tapines (sandalias de corcho que utilizaban las mujeres en la Edad Media), aquí trabajaban gran parte de los zapateros.
Caminar muy lentamente de eso se trataba…y a la vuelta del final de la calle, la Plaza de la Seu con su Fira de Santa Llùcia montada y la Catedral en obras. La verdad es que me llevé una gran decepción, me esperaba un montón de tenderetes con figuritas de Belén y adornos Navideños y desde que yo fui la última vez hará unos 4 años, los puestos de comerciantes se deben de haber reducido casi a la mitad, adonde vamos a ir a parar! y la Catedral con una puerta de hierro entremedio de las obras con una cruz que asemeja a un consultorio médico y una pancarta que reza Apadrina una piedra (por el módico precio de 10 €). De todos modos siempre quedará el caliu del sitio, aunque este tipo de cosas le resten belleza.
Me dirijo hacia la primera parada del día, la Granja Pallaresa. Así que atravieso el carrer de la Palla para ir a la Plaça del Pi. Esta sinuosa calle es preciosa, está llena de tiendas de antigüedades y de sensación de historia. Los comercios aún se están desperezando, estoy pasando por allí demasiado temprano, de todos modos no hay problema, hoy tengo todo el tiempo del mundo para pasearme de nuevo un poco más tarde, tal vez tengan algo que ofrecerme. La pastelería Caelum está cerrada…siempre me ha atraído por el ambiente que dentro se refleja, me lo anoto como otro sitio pendiente para descubrir, ya que ahora que estoy buscando una fotografía para mostraros me aparece la información de que debajo de ella hay unos baños judíos que se pueden visitar a las 15:30 h, aaaayyy que lástima no haberlo sabido ayer…
(continuará)
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
6 comentarios:
Tiene pinta de que va a ser un día muy relajante, habrá que seguirlo para absorver parte de ese espíritu, ratifico lo de Caelum vale la pena visitarla y comprar una mermelada de unas monjas de Sevilla que está de muert... perdón de vida.
Que envidia!!
Y otras trabajando en oficinas abarrotadas de virus..
Aprovecha que te queda mucho diciembre que disfrutar!
tienes otro blog "particular"???
No lo sabia.
Como te entiendo y te comprendo en este relato.
No dudes en que otro dia, si quieres, podemos recorrer juntas BCN pues aunque soy Barcelonina, no conozco parte de mi ciudad
Besitos
Muy bonito el paseo, yo me apunto los sitios que escribes para ir también algún día...
Adonde tenemos que ir es a "Es Bandoler". Echo de menos a la borde de la camarera. Aqui toda la gente es muy pelota.
Me encanta tu paseo, Naida! Me apunto algun sitio para mi proxima visita.
Gracias! veo que os ha gustado...tendremos que organizar una excursión...!!! Pues esto no es nada con lo que dió de sí el día
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