Ayer estuve en una cena llena de medias personas, algunas apagadas por su propia llama, otras simples sombras errantes de otros cuerpos de poca vida, y unas cuentas más víctimas de la flecha que les clava su propia veleta que seguro algún día se les hundirá en el corazón en un golpe de viento inesperado.
Proyectos de personas que son capaces de hacer mucho daño, con sus sornas varias y humillaciones públicas.
Cuando miras bajo tu punto de vista, porque no tienes otro, ves cosas que consideras muy injustas. Pero al igual porque esos son mis pensamientos, el resto carga con los suyos propios creyendo en sus propias injusticias también, así que aquí no hay asesino ni hay víctima, sino historias diversas cada una con su talón de Aquiles, sin nadie que pueda hacer un juicio justo
Me han hecho daño a mí y a personas a las que aprecio muchísimo y no puedo evitar sacar mis garras para querer arañar y destrozar aquellos decorados que no pegan ni con cola en el camino que quiero para mi vida ni para la de mis amigos.
Ahora mismo me gustaría ponerme una capa azul de seda que baile con el viento, taparme la cara, dejar entrever mis ojos ensangrentados, mi flequillo sudado por el sufrimiento de haber estado dando mil vueltas entre pesadillas esta noche, mi alma quebrada por las risas y sonrisas de otros, por los aplausos que cortaron mi respiración y me dejaron sin saber que hacer ni que decir, levantarme del peso que me cayó encima cuando ví como otras personas se hundían y yo no podía hacer nada por llevármelas de allí volando bien alto, cuando se merecían un paseo entre las nubes y sobretodo por todas aquellas cosas que empezaron a desplegarse alrededor mío clavándose como astillas rasgando mi disfraz.
Del día de ayer me queda un papel escrito que pienso enmarcar y guardarlo para la eternidad, me ayudará a no olvidar lo que debo recordar.
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
4 comentarios:
Hay que ser un desgraciado y estar muy amargado para disfrutar con burlas que hacen daño... No dejes que esa gentuza te cambie el humor, o al menos no por mucho tiempo...
Ayer no asistimos a una cena. Fuimos a un circo lleno de payasos donde se reían de los más débiles señalándoles con el dedo sin importar el daño y la humillación que pudieran hacer, todo para lograr la risa y la admisión al gran grupo de Lemmings.
Que les aproveche, yo ya no pienso asistir a una carnicería más.
No me considero débil, no creo que tenga nada que ver con la debilidad, solo con la mala educación y con la sensibilidad.
Lo de débil no lo decía por ti, que ya sé que no lo eres (con todo lo que has tenido que aguantar ya te has hecho casi de piedra) pero ayer también recibió gente que no tiene tu fuerza y que la habrá dejado tocada.
Pero no vale la pena seguir dándole bombo a esa gentuza por lo que mejor olvidarnos, en la medida que se pueda, y ver que hay cosas más importantes y mucho mejores fuera de esa burbuja de putrefacción.
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