Saltando obstáculos

No se si a vosotros os pasará pero yo tengo días de todo tipo, desde el día que me levanto y pienso “Hola mundo” y mi cara es de estar visualizando un caramelo gigante. Hay otros días, en que el caramelo se convierte en un gran cubo de algo parecido al chocolate y otros días en los que simplemente te levantas y suspiras.

Nota: No estoy alojada en la fábrica de Willy Wonka.

Hoy ha sido uno de esos días en los que me he levantado con un suspiro pero con un punto de claridad, y mientras iba de camino al trabajo con la moto y se me iba llenando la cabeza de oscuros pensamientos con demasiado afán de protagonismo, me he dado cuenta de que era hora de sacar la grua invisible de mi cabeza cogerlos de las orejas y mandarlos a tomar viento. Como dejar un hueco en donde algo había no es saludable, lo he llenado de pensamientos saltarines con renos y muescas.

Y en este punto de brillantez las cosas se ven muy claras, tanto como que no sabes si el día te va a recibir con un paquete de regalo o si te va a pegar un guantazo marcándote para toda la vida. Podemos controlar la mayoría de cosas pero hay otras que fluyen sin poder hacer nada.

Así que llevo dos días imaginando que tengo una casita, tipo a las de Hobbiton, en donde sólo hay tres salas, una para las personas que me importan independientemente si yo le importo a ellas, otra para las necesidades diarias y la última sólo para mí. Antes la puerta de entrada era de papel maché y siempre había unos cuantos lobos pero que muy feos derribando la puerta. En vez de disfrutar del remanso de paz que me había construido sólo me dedicaba a reparar la puerta una y otra vez, llegando un momento en el que hartaba tantos resquicios y tanto mal viento. Ahora la puerta está hecha de caras de poker así que los lobos pasan de largo porque no la entienden y la temen. Por fin empiezo a tener tiempo para sentarme en el escalón de la ventana con un buen libro.

Todos los acontecimientos son caducos así que intentad encontrar vuestra casa, yo me quedaré esperando a la fiesta de inauguración