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Ya me conoces, a veces suelto la bola de pelo sin ton ni son.

Te echo de menos, te echo mucho de menos. En realidad esto esta frase es bastante falsa, pero es la única que se aproxima al vacío que no consigo llenar.

No es que esté peor que antes, es simplemente que tal vez al escribirlo parezca más y es que da igual porque cuando estás abajo no se puede bajar más, o eso dicen.

Estoy cabreada con el mundo.

Estoy cabreada con todo.

Me dijeron que las fiestas iban a ser malas y yo pensé...peor que estos días lo dudo...pues sí, son malas, porque no sólo pienso en como me afecta a mí sino que pienso en como ha afectado tu marcha a tus padres (un dolor insoportable), a tu hermano (que querría jugar eternamente el tenni-spasillo contigo) a Jorg (que se ha quedado colgado en un vacío que aunque intenta comprender es difícil) y claro, luego estoy yo, que no estoy en el puesto de ellos pero que llenaste mi vida de tanta felicidad que ahora me quedo con las manos abiertas, esperando que me caiga una esperanza de algún sitio, de saber que tal vez, en otro momento nos reencontraremos.

Yo, tan atea e incrédula en todo y ahora no puedo más que creer.

Me llena que me hayan etiquetado como tu hermana, son las mejores palabras de consuelo que he recibido y es que...

últimamente estoy muy rara, últimamente soy yo pero resquebrajada y perdida.

Necesitaría tomarme una cerveza contigo, hablar, que tú me centraras, ver tus ojos, tu mirada, la forma de mover las manos. Y que me llenaras de la ilusión que por el momento he perdido en las cosas que realmente son importantes.

Navego en un barco de papel y no se si voy directa a encontrarme con el payaso de IT y eso, me da miedo.