Un hombre que pasea al lado del puerto, es de noche y a lo lejos brilla una luz, bajo la niebla. Parece una linterna que se mueve formando figuras extrañas. De repente, una inicial, la I de Isabel se desliza de un lado a otro. Isabel, su mujer que murió hacía diez años cuando salió a pasear por el puerto en una noche de neblina.
Se acerca al muelle y sale disparado, porque es un muelle y los muelles sirven para eso, te hacen saltar y revolcarte, como en una cama elástica.
¿Por qué no ponen camas elásticas en las casas? Porque el techo se llenaría de cabezazos.
¿Hasta dónde se puede estirar un chicle sin hacerle daño? Echo de menos aquellos chicles llenos de azúcar, que hacían unas burbujas enormes, y sabían tanto a fresa que se te ponía la cara roja y las abejas te intentaban polinizar.
El polen, como las margaritas, es indeciso y el polen dicen que es muy bueno para la salud. Tres bolitas de polen y tres años más de vida, como diría un viejo budista. Lo amarillo, no lo pillo. Amarillo como los pollitos de la granja que cuando los pisa el granjero se quedan sin huevos. Las gallinas felices y ya no sé qué más escribir porque el reloj me está controlando. Me mira desde la esquina del ordenador y no me deja liberarme.
Volveré al muelle donde murió Isabel, y aquel señor que paseaba y que no se atrevió a acercarse a la linterna, por miedo a que su mujer no estuviera muerta, sino fumando un puro enorme, de parranda…
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
3 comentarios:
JODER!!!!!!!!!!!!!
He leído esta entrada antes de la que explicaba que era. Me pensaba que te había pasado algo muy gordo y eso que nos conocemos...después ya lo he entendido todo!! mañana quiero hacer la mía!!
Qué pasada!
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