“Doctor en Alaska” es una de los mejores series que se han hecho nunca, con unos personajes increíblemente originales, una trama surrealista, alocada, profunda, tierna, y ambientada en un lugar donde me gustaría perderme por algún tiempo (y no está lejos de Oregón).
No sé cuántas veces la habré visto, pero hay una escena en la que siempre acabo llorando. Es de Shelly y Holling, que a pesar de llevarse más de cuarenta años y ser muy diferentes, forman la única pareja estable de la serie. Cuando Shelly está embarazada de su hija, sufre un trastorno que la hace cantar continuamente. Pasan las semanas y no puede hablar, sólo cantar, y eso empieza a agobiarle, no sólo a ella sino también a su marido.
En esta escena Shelly le canta a su futura hija, diciéndole que quizás tendrá que conformarse con una madre que es incapaz de hablar, y al final aparece Holling, que la reconforta diciéndole que no le importa si no puede volver a hablar, porque él cantará siempre a su lado. Lo que más me gusta de esta serie es que a partir de algo aparentemente tan absurdo cada uno puede descubrir su propio mensaje. Y este me parece tan bonito que siempre acabo llorando como la Bella Easo…
Y a vosotras, ¿qué cosas o escenas os emocionan?
1 comentarios:
A mí esta serie cada vez me gusta más y tienes razón, a través de situaciones "absurdas" en el buen sentido llegas a verdades como templos. A mí las películas que me emocionan y me hacen sentir que todo vale la pena son aquellas que están cargadas de imaginación, como por ejemplo "Amelie". Y la música ya ni te cuento...
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