Hay veces en que la vida con un guantazo te va indicando que te haces mayor, yo creo que uno de los primeros indicios es cuando intentas salir del coche grácil como una gacela y te das cuenta que necesitas la ayuda de la agarradera y una posición tipo foca morsa para salir con un poco de dignidad.
Otra de las muchas veces en que he sentido esto fue ayer, en Cadaqués.
Me remonto un poco a los inicios de lo que ayer me pasó. Yo antes era como una pescadilla, me tiraba a la mar como si tal cosa, indiferente a todo lo que pudiesen tocar mis piececitos, hasta que mi madre tuvo la mala idea de llevarme a ver 1,2,3 Splash (trocito de película que os dejo aquí mismo)
Primero de todo, si habéis visto el vídeo podéis ver la pedazo reprimenda que le pegan al hermano del protagonista (así está el mundo), segundo...donde va el niño ese tirándose al agua al ver que brillaba, porque yo lo primero que hubiese pensado es que hay un ovni debajo, pero achaquémoslo a la inocencia que nos viene de serie y tercero, me tiro y me encuentro una sirena y me da algo, bueno, algo es poco, me quedo catatónica para toda la vida. Pues a partir de aquí que no puedo meterme en el mar a no ser que mis pies vean lo que hay debajo y menos en el río Ganges donde tiran a los muertos (pero esa es otra historia que será contada en otro momento).
El caso es que tengo pavor al agua y ayer nos fuimos a Cadaqués y con esta temporada que estoy teniendo de superar mis miedos decidimos bajar a una pequeña cala donde se veía lo que había en el fondo. Aterrorizada pensé, pues nada yo me pongo en bikini a tomar el poco sol que hay (porque granizó) y me dedico a mojarme los pies como mucho. Mi cerebro reaccionó rápidamente diciéndome que a ver si espabilaba y hacía algo con mis temores, así que ni corta ni perezosa, tiré la falda y la camiseta y me dije..pa dentro.
Madre de Dios del amor hermoso, si me hubiesen grabado en vídeo...vino la vida a pegarme uno de sus guantazos y a decirme, nena estás pero que muy mayor. Tardé en recorrer 5 metros una eternidad, ayudada por pies y manos y con grititos...ayyyy ayyyy que me caigo aaay que me resbalo aaaayyyy que estoy pisando y luego cuando el agua me llegaba a las rodillas (fíjense ustedes...hasta las rodillas solamente) empezaron a venir olas y el ruido del motor de una barca...bueno el pavor fué impresionante me resbalé y me caí de culo porque pensaba que la hélice que estaba a 200 metros por lo menos me podía tocar con el arrastre de las olas, empecé a chapotear cual perrito de aguas y a agarrarme a las rocas desesperada...patético, realmente patético. Una vez se calmó el agua cogí toda mi valentía (que lástima) y me hundí hasta el cuello y orgullosa de mi hazaña emprendí el camino de vuelta igual de pato que antes, pero llegué a las rocas antes de que se hiciera de noche. Tan asustada estaba (aunque no quisiera expresarlo) que vino hacia mí una mariposa y la miré aterrada...pobre mariposa que seguramente se fué a su casa pensando si ya no era tan bonita como lo había sido siempre...
Pues eso, que tenía que contarlo porque estoy bastante frustrada...pero en fin me he vuelto a superar que no es poco
El secreto de la boticaria - Sarah Penner
Hace 1 mes
4 comentarios:
Yo era esa mariposa y realmente ví que estabas madurando, que no haciéndote mayor... ;D
Lo importante es que lo has hecho, te has lanzado al agua, y dentro de poco ya verás como te tiras de espaldas y haciendo la voltereta, como de pequeñas... Pekín Express!!
:) la madre que te parió... jajjaj
Querida Naida, aquí una individua que no sabe nadar, fuera frustraciones!! jeje. Me encató esa película, y si no sé nadar no es por miedo a las sirenas, desde luego... pobre mariposa!! Besosss
Publicar un comentario