Esto va de una que, como en las olimpiadas, se preparó y se mentalizó para lanzar un disco lo más lejos posible. A mayor distancia, más grande sería su logro.
Y lo que no esperaba la atleta liberada es que el disco se convirtiera en boomerang y volviera a ella, arreándole un golpe en la cabeza (o en el corazón) que le hace ver las estrellas de nuevo.
Pero al fin y al cabo, esas sorpresas son la chispa de la vida…
2 comentarios:
Algunas chispas nunca deberian ser encendidas.
Uix Santaquilla! no me esperaba ese comentario...
Un boomerang no deja de ser un boomerang es su forma, y posiblemente te dará una y otra vez, lo importante es que no lleve pinchos
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