15 de enero de 2010


A veces descubro cosas buenas en mí misma, detalles que me gustan. Rumbo a Laponia, en el avión, caí en la cuenta que me seguía fascinando verter el cacharrito de leche que te dan en el café, es mágico, parece que no haya casi nada dentro y cuando se mezcla con el vaso de café casi lleno hasta arriba sale un café con leche marrón como el de las cafeterías, aunque no tan bueno pero siempre me pregunto como algo tan pequeño puede hacer algo tan grande.

Desde luego hay miles da caminos para llegar al sitio deseado. Posiblemente ya lo hayamos puesto en algún post, pero cuando era pequeña intentaba entrar junto a Escarlata en el mural de la habitación que ella tenía, estábamos seguras de que si lo deseábamos con mucha fuerza lo haríamos. No fue posible en ese momento, ni tan siquiera con las galletas mágicas que nos comíamos antes, pero sin embargo, hace pocos años, ella estuvo allí de viaje. Otra cosa que me encanta es ver esas bolas de cristal de decoración que se dan la vuelta y hacen que nieve en el pueblecito en miniatura de dentro y este año he estado dentro de una de ellas, con la mejor compañía del mundo, como figuritas encima de un pastel lleno de nata y crema. Abracé a un reno y conocí a mi reno (no eran el mismo animal). Lo que no sabía ni me esperaba es que tanta felicidad me llevara a convertirme en Jackie Chan pero nunca se sabe cual es tu otro yo y no es que me alegre pero tampoco me importa, aunque me hubiese gustado ir hacia mariposa.

Todo no se puede tener en la vida porque, entre otras cosas, no hay tanto brazo que abarque pero estoy contenta porque creo que se me ha concedido el don de la buena tontería y de disfrutar de ella.

El alma de un elfo me atrapó en Rovaniemi aunque el chocolate caliente no fuera el que cocinarían en una cocina de gnomos, pero salté y bailé por sus calles en busca de Papá Noel y de otro reno que huyó de mí asustado. Quiero hablar sobre estos bellos animalitos pero lo haré en otro post que se está haciendo muy largo.

Y después de correr en trineo del 2009 al 2010, aquí me veo, ilusionada por otras cosas y con otros deseos, como tener un juego de esos de Química para hacer mis mezclas, todo porque me estoy leyendo “Flavia de los extraños talentos” y me transporta tanto que me cambia, es un buen libro y lo que es mejor, quien me habría dicho que a lo mejor este año me da por crear ungüentos mágicos o galletitas con veneno para mis compañeros de trabajo, jijiji, me encanta cambiar de esta manera, subir, bajar, ir hacia la izquierda o caminar con las manos.

A veces, me gusto a mí misma.

5 comentarios:

Escarlata dijo...

Qué bonito post y qué preciosa la foto y qué suerte que después de 30 años sigamos mirando la misma luna. Y esta vez somos nosotras las que estamos dentro del mural!

Sònia... no tan fiera... dijo...

Jo, qué bonito.. y que bien que sigáis compartiendo los sueños.. y lo que es mejor: haciéndolos realidad!!!

Un besazo a las dos!!! (es que mira, estoy achuchona esta semana cosa mala!!!)

SERGI dijo...

Vaya viaje que os habéis pegado, por lo que explicas debe haber sido la ostia, exigimos pase de fotos con palomitas, cervezas y cortezas incluidas, acompañadas de opíparos manjares!!!!!!!

Chayo dijo...

¡¡Qué amistad tan preciosa!!
Qué suerte...¡¡qué tesoro!!
Qué boba me he puesto leyéndote y ¡¡¡qué feliz me haces!!!

Un abracito muuuuuuuuu largo!!

momo dijo...

A veces te gustas a ti misma pero siempre gustas a tus amigas, esa manera de ser que nunca se sabe.. pero siempre te hace reir.