17 de marzo de 2009

La vida misma..

Había una vez, en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro era taxista. Casualmente los dos mueren el mismo día y van al cielo.
- ¿Tu nombre? – le pregunta Dios al primero.- Joaquín González. ¿El sacerdote?.No, no, el taxista.
Dios consulta su planilla y dice:
- Bueno, te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes y un cheque por 6.000 euros. Puedes pasar…
-Gracias, gracias … dice el taxista.
Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González.
- ¿Tu nombre?- Joaquín González.-¿El sacerdote?.-.-Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito y esta gran palmadita en la espalda.
El sacerdote dice:
- Perdón. No es por desmerecer, pero… debe haber un error. ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!.
-Sí, hijo mío, te has ganado el Paraíso.Te corresponden la bata de lino…
-¡No, no puede ser!.
- Yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo, ¡era un desastre como taxista!. Se dormía, se subía a las aceras. Conducía muy mal, se lo llevaba todo por delante, siempre estaba en el bar sin trabajar… Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica con hilos de oro y la vara de platino y a mi esto?. ¡Debe haber un error!.
-No, hijo mío, no hay ningún error -dice Dios-.
-Lo que ocurre es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacéis vosotros en la vida terrenal.
-¿Cómo?… No entiendo.
-Sí… ahora trabajamos por objetivos y resultados… Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida:
Durante los últimos 25 años, cada vez que tú predicabas, sí, trabajabas pero la gente se dormía;
pero cada vez que el conducía, la gente rezaba.
Y…
¡LOS OBJETIVOS SON LOS OBJETIVOS!

Nota: Qué manía de premiar a los que no hacen nada para animarlos y a los que ya trabajan.. Como ya trabajan... pues ya está bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, qué gran moraleja!! ajaja

Escarlata dijo...

Mucha razón tiene el cuento este...

Naida dijo...

Me recuerda a algo tal vez¿¿??