11 de febrero de 2009

El juego de los hipócritas


Hoy me he dado cuenta de que no trabajo, como pensaba, con figuritas de pan bondadosas. Supongo que siempre he sido muy inocente sin darme cuenta de ello, y que pensaba que siendo honesta y sincera, no habría motivos para el reproche.

Hoy me ha llegado de golpe que todo son apariencias, que hay que ocultar las cosas buenas que te suceden y dar las gracias como si se tratara de un milagro en vez de algo que te mereces. Y si eres sincera y explicas las cosas como son, sin mala fe y con toda la inocencia del mundo, llega la mano castigadora, la misma que te dio el regalo, para quitártelo por haber sido tan desconsiderada al explicar tu buena suerte.
Nunca he sabido fingir, ni decir que estoy agobiada cuando no lo estoy, ni quejarme por chorradas, y siempre intento ver el lado bueno de las cosas. Y cuando hay algo bueno que explicar en el trabajo, cosa que no sucede mucho últimamente, tengo que callarme enfrente de mis amigos, porque todo es hipocresía.

Al final la que menos tiene será la que más pierda, por no saber las reglas del juego de los falsos.

2 comentarios:

SERGI dijo...

Es difícil ver a la gente alegrarse por la suerte ajena, posiblemente porque su desgracia es tan grande que necesitan ver como los de su alrededor también tienen un poquito y están mucho peor que ellos.
Pero no hay ningún problema saca un trozo de la felicidad y alegría que siempre te sobran y dales bien fuerte en la cara con ella, ya verás los ojos de sorpresa que se les queda

momo dijo...

Cuando a uno le sucede una desgracia, se da cuenta de quienes son las personas que valen verdaderamente la pena, pero entre esa gente también hay un tipo extraño de gente que se alimenta de las desgracias ajenas. Cuanta peor suerte tienes, más se preocupan por tí y más te arropan, pero pobre de ti que tengas algo bueno que contarles! De golpe, les cambia la cara y la envídia y la rabia rezuman por sus ojos, como si no tubieras derecho a ser feliz. Las alegrías, que son escasas, cuando llegan hay que explicarlas a los cuatro vientos, así multiplicas tu felicidad tantas veces como las veces que lo cuentas.
Las personas que de verdad te quieren, se alegrarán contigo y los que no... peor para ellos! Pero no te reprimas, grita al mundo la suerte que tienes!