14 de febrero de 2009

Amor de zumo


Un dolor sordo fue directo al corazón cuando recibí la llamada en la que me decía un hilo de voz que nada expresaba, que mi media naranja había muerto.

En una hora estaba observando como se había exprimido contra un árbol que estaba plantado a la salida de la carretera secundaria C-2, sólo quedaba su zumo cubriendo parte de las arrugas de esa corteza milenaria que había despertado ese día con un suceso inesperado.

Después de pestañear tres o cuatro veces seguidas sin poder articular palabra, recordé que el mundo era afortunado porque él no era donante de órganos.

Si alguien hubiese heredado sus ojos sólo hubiese visto avaricia
Si alguien hubiese heredado sus pulmones se habría llenado de aire contaminado de egoísmo
Si alguien hubiese heredado su corazón, se le hubiese quedado helado al instante

Mi vida en un segundo había dado un giro de 360 º. Una sonrisa se me dibujó en la frente, iba a heredar una fortuna, como Pancho!.

Mientras iba rellenando papeles, contestaba a las preguntas que me hacía la Policía y daba mil gracias a todos por los pésames que me iban llegando a cada instante, una parte de mi cerebro se ponía en marcha planeando el lugar de vacaciones siguiente, el BMW descapotable, el jacuzzi en una torre con vistas a la playa, el loft en la C/ Petritxol, el camión que alquilaría para llevar toda la ropa que me comprase y una imagen en donde unas cuantas patas de centollo se desparramaban por mi boca.

Me hizo bajar a la tierra una sacudida en mi brazo derecho. Era un agente de policía que me traía un sobre lleno de zumo pegajoso, conseguí abrirlo con bastante dificultad pues el asunto tenía un punto bastante morboso. Lo encontraron el bolsillo derecho de su camisa de la suerte (que ironía).

Con manos temblorosas empecé a leer...

"Hola, no sé porque pero hoy me he levantado con la impresión de que iba a tener un mal día, yo no creo en este tipo de cosas, pero por si acaso, si algo me pasara, que sepas que eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida, eres la chica más guapa que he conocido, con un cuerpo que quita el hipo, con unos ojazos espectaculares y una inteligencia excepcional, simpática, graciosa a más no poder, buena...y con todas estas cualidades has querido estar conmigo, yo que no soy nada, soy un petardo que no peso más de 50 kilos y que no ha pasado nunca de 3º de EGB porque no entendía nada, eso sí con una familia rica que siempre te apoyará como tu lo has hecho conmigo.

Te quiere,

Phil"


Para cuando acabé de leer mi cara era un carrera de lágrimas, como le había querido y que contenta estaba de que se hubiese convertido en zumo exprimido...

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De repente, el teléfono sonó, me encontraba en casa con la mesita de centro repleta de una orgía de Franziskaner todas vacías

Descolgué con una mueca desagradable en mi cara, sabía quien era...

“Hola, soy Phil!! Que tal?

Te llamaba para saber si habías recibido la invitación de boda, Esther y yo estaríamos muy contentos de que compartieses con nosotros este día, ella te considera una gran amiga”

Colgué el teléfono....me recosté en el sofá, crucé las piernas sobre un hueco que dejaban las botellas y decidí seguir construyendo mi historia de lo que pudo haber sido...

5 comentarios:

Escarlata dijo...

que historia más inquietante...

momo dijo...

Cáspita!! (por no decir "joder") 50 kilos pesaba??
Menos mal que ya ha pasado San Valentín!

Una senderista. dijo...

Vaya historia, pasaba por aqui desde el blog de Bree y me ha gustado mucho

Naida dijo...

Bienvenida...yo tengo que que recorrer tu sendero también, a ver que me encuentro... :)

El redactor dijo...

Buen relato Naida, me gustan estos temas escabrosos ;)