2 de noviembre de 2008

A Dios pongo por testigo

La semana pasada me salieron unas llagas en la lengua que me han impedido hablar y comer bien. Una no le da importancia al hecho de comer, hasta que no puede hacerlo. Y me he acordado de uno de mis personajes preferidos, Escarlata O´Hara.

Ella, durante una parte de “Lo que el viento se llevó”, tampoco come bien. En su caso no fue por llagas, sino porque la guerra les dejó en la miseria y sin comida.

Me solidarizo con ella, y también pongo a Dios por testigo, que las llagas no conseguirán aplastarme, viviré por encima de ellas y cuando haya terminado, nunca volveré a saber lo que es hambre… Aunque tenga que estofar (la comida), robar enjuagues o anestesiarme, a Dios pongo por testigo, ¡que jamás volveré a pasar hambre!

5 comentarios:

Naida dijo...

Es que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde (que no es tu caso). Yo te recomiendo de primero una sopa boba, así se despistará y pasará directamente a tu estómago y de segundo un lenguado (pa reforzar)

Antonieta dijo...

No hace falta que pongas a Dios por testigo, tu palabra y tu actitud es lo único que vale y lo único que existe.

Turuleta dijo...

Di que si, tu puedes con ellas!!eso seguro. Y cuando hayan desaparecido del todo, nos pegamos una pedazo comilona, vale?

momo dijo...

Emborrachalas de cerveza, igual así puedes con ellas y si no, por lo menos pasas un buen rato.
Ten paciencia que pasará y luego todo te sabrá más bueno. Animo!

Montse dijo...

Estoy segura que la guerra la tienes ganada, aunque haya alguna batalla dura hasta el final.

Besitos encanto